viernes, 15 de mayo de 2009

TRANSPORTE MASIVO

PLAN DE COMPETITIVIDAD

En las calles de Bogotá circulan cerca de 21.500 buses, busetas y microbuses los cuales transportan cerca de 4.000.000 de habitantes, la única forma de garantizar un rápido desplazamiento de la población que se transporta en bus es dar carriles exclusivos al sistema de transporte público.

La experiencia del sistema Transmilenio es una propuesta para mejorar la movilidad urbana en Bogotá mediante un sistema de transporte de gran envergadura que se sirve de autobuses de alta ocupación. Los objetivos principales del sistema son mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la productividad de la ciudad. Se rige por seis principios: el respeto por la vida, el tiempo de los ciudadanos, la diversidad humana, la calidad, la coherencia y la capacidad.

Desde que se puso en marcha se han obtenido logros importantes. Han disminuido los índices de duración de los viajes, así como los de contaminación por gas y accidentes de tráfico. Se han apartado más de 1.500 vehículos obsoletos. Los carriles de uso exclusivo para vehículos de alta ocupación son más seguros.

Los ciudadanos han cambiado de actitud. Se cumplen y respetan las normas de ciudadanía. Dichas normas fomentan la solidaridad, el respeto y el compromiso. Los niños han tomado especialmente conciencia del sistema al haber visto su inicio y desarrollo.

En cuanto los buses de los sistemas integrados del transporte masivo SITM circulan por los corredores exclusivos los cuales inician y terminan su recorrido en las estaciones; allí es en los únicos sitios en donde pueden recoger y dejar pasajeros, en los corredores troncales esta prohibido la circulación de otro tipo de vehículos de transporte; las estaciones son espacios cerrados con taquillas a la entrada; también existen portales los cuales son el inicio y finalización de las rutas del SITM, mientras no se salgan de las diferentes estaciones pueden ingresar a otro transporte de este tipo.

Al partir de una necesidad podríamos hablar de desplazarse de un lado a otro, en el menor tiempo posible, obedeciendo al ritmo frenético y los cambios en las formas como se extraen, transforman, venden y compran las mercancías, y también los servicios. La velocidad es parte de la competitividad, y esta ya no es una obsesión sólo de las empresas sino también de las ciudades. El corre-corre es el signo de la actualidad, y la pregunta ¿cómo llegamos más rápido?

Para las ciudades latinoamericanas, la discusión sobre la movilidad tiene como uno de sus ejes los Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM), por lo cual podemos encontrar el Transmilenio; el cual es un sistema de buses articulados con vías propias..

En Bogotá, desde 2006, la antigua Secretaría de Tránsito y Transporte pasó a convertirse en la Secretaría de la Movilidad, una dependencia de la Alcaldía Mayor de Bogotá creada mediante el Acuerdo 257 del Concejo Distrital. A ella está adscrita la Empresa de Transporte del Tercer Milenio (Transmilenio)

Transmilenio ha sido un nuevo intento de ordenar el transporte masivo en la ciudad, que ha tenido como antecedentes el Tranvía eléctrico, que funcionó de 1910 a 1951; el sistema Trolebús, de 1948 a 1991; y el Tren Urbano, que prestó su servicio de 1887 a mediados de los 90, y que hoy funciona como servicio de carga y turístico en la Sabana de Bogotá.

La acogida que ha tenido Transmilenio en Bogotá surge principalmente de la comparación con el transporte convencional, operado durante décadas por diversas empresas privadas, consistente en centenares de rutas de buses, busetas y colectivos, sin paraderos, horarios e incluso tarifas reglamentarias, generalmente con un parque automotor contaminante, en deficientes condiciones y una rentabilidad sostenida en la llamada “guerra del centavo”, que obliga a los conductores a competir por los pasajeros, poniendo en riesgo su integridad.

Pero los resultados positivos de Transmilenio, en materia de velocidad de desplazamiento y relativa comodidad de los buses, no han podido ocultar otros problemas del sistema como la tarifa, más alta que la del sistema privado, la alta contaminación que genera la quema de acpm, lo limitado de su horario de servicio, la monopolización del servicio que significó la imposición del transmilenio en muchos barrios de la ciudad, y el rápido deterioro de las vías por las cuales circulan los vehículos, en especial en la Avenida Caracas y la Autopista Norte, que, según informó el periódico El Tiempo en diciembre de 2007, les ha costado a los ciudadanos unos 17.000 millones de pesos en reparaciones.

Otra de las frecuentes críticas, es el sobrecupo en las estaciones y los vehículos durante las horas pico, e incluso en otros horarios, atribuible al tamaño y la insuficiente capacidad (160 personas) de los autobuses articulados, ya que los modernos trenes de metro pueden llevar hasta mil pasajeros, y la capacidad de los vehículos del sistema de Curitiba es de 270 pasajeros, pues son biarticulados. Se atribuye este problema, de igual manera, a la escasa frecuencia de las rutas, por lo cual el usuario debe esperar los buses más de lo debido.

Después de siete años de funcionamiento, Transmilenio se ha convertido también en un “modelo de negocio” para otras ciudades colombianas de más de 600 mil habitantes, como Cali, Pereira, Bucaramanga, Barranquilla y Cartagena. A diferencia del SITM de Curitiba, que es estatal, Transmilenio consiste en una oferta de transporte ‘público’ ajustado a necesidades de inversionistas privados, como se consigna en el documento Conpes 3167 de 2002: “Su prestación permanece principalmente en manos de operadores privados dentro de una economía de mercado, y la infraestructura necesaria para su operación la suministra el Estado”.

La ejecución de los proyectos está a cargo de Empresas Gestoras, con limitada autonomía local y representación mayoritaria del gobierno nacional en sus juntas directivas, a través del Departamento Nacional de Planeación (DNP), el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, y el Ministerio de Transporte. Los estatutos de las Empresas Gestoras son revisados y aprobados por la Nación, que aporta el 70 por ciento de los recursos de los proyectos.

Así se han emprendido obras para la construcción de Transmetro de Barranquilla, Metroplús de Medellín, Megabús de Pereira, MIO de Cali, Metrolinea de Bucaramanga y Transcaribe de Cartagena. Según el Dane, en estas ciudades se genera cerca del 70 por ciento del PIB y se concentra el 50 de la población nacional (aproximadamente, 17 millones de personas). De este porcentaje, más del 70 corresponde a población de estratos 1, 2 y 3, unos 12 millones de personas.



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